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Mostrando entradas de junio, 2010

Calígula – Albert Camus

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ESCENA V Helicón (de un extremo a otro del escenario).- Buenos días, Cayo. Calígula (con naturalidad).- Buenos días, Helicón. Silencio Helicón.- Pareces fatigado. Calígula.- He caminado mucho. Helicón.- Sí, tu ausencia duró largo tiempo. Silencio Calígula.- Era difícil de encontrar. Helicón.- ¿Qué cosa? Calígula.- Lo que yo quería. Helicón.- ¿Y qué querías? Calígula (siempre con naturalidad).- La luna. Helicón.- ¿Qué? Calígula.- Sí, quería la luna. Helicón.- ¡Ah! (Silencio. Helicón se acerca.) ¿Para qué? Calígula.- Bueno... Es una de las cosas que no tengo. Helicón.- Claro. ¿Y ya se arregló todo? Calígula.- No, no pude conseguirla. Helicón.- Qué fastidio. Calígula.- Sí, por eso estoy cansado. (Pausa.) ¡Helicón! Helicón.- Sí, Cayo. Calígula.- Piensas que estoy loco. Helicón.- Bien sabes que nunca pienso. Calígula.- Sí. ¡En fin! Pero no estoy loco y aun más: nunca he sido tan razonable. Simplemente, sentí en mí de pronto una necesidad de impo